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Baked Alaska de Café

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  • Prep 60 min
  • Total 1 hr 15 min
  • Ingredientes 5
  • Porciones 4
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Una de las recetas de pastelería que me ha atraído desde que era chica es el Baked Alaska. Hace años, este llamativo postre era cierre con broche de oro en cenas formales. Recuerdo que se apagaban las luces y que todos los mozos, después de recoger los platos de todas las mesas, salían con sus azafates llenos de los postres en llamas, pues los rociaban con Cognac al que habían prendido fuego y eso hacía que llegaran dorados a la mesa. Lo más increíble era cuando cortaba un trozo con la cucharita, y en medio de las llamas –que ya se extinguían- encontraba una bola de helado, firme y super fría. Me intrigaba cómo podían hacer para que el helado no se derritiera con el calor del fuego, pero no se me ocurría pensar que ese fuego era más que nada decorativo y que solo coloreaba ligeramente la capa de merengue que recubría el postre. Para mí era mágico. El postre soñado de mi infancia es muy fácil de hacer en casa. Sin el show ni la parafernalia que recuerdo, pero eso sí, con mucho cuidado y pocos ingredientes. Si sigues la receta al pie de la letra, verás que no tiene nada de misterioso ni de difícil, y será un verdadero fin de fiesta para tu celebración por el Día de los Caídos. Te recomiendo que hagas todo con anticipación y solo armes el postre a último minuto. Si no tienes un soplete de pastelería, te recomiendo que calientes el broiler por unos minutos y antes de servir el postre, lo pongas unos pocos segundos bajo las llamas. La idea es que el merengue adquiera ese bonito tono dorado sin que se vaya a chamuscar. Otra cosa: puedes hacerlos individuales, así como indico en la receta, o si quieres usa un molde rectangular de pan, y haces un solo postre, para cortarlo después en tajadas. ¡Que pasen un bonito día!
por Morena Cuadra
Actualizada May 17, 2022
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Ingredientes

  • 1 caja de mezcla para brownies Betty Crocker™
  • 4 4 - 6 bolas de helado de café

3 Egg white meringue

  • 3 claras
  • 1/8 cucharadita de crémor tártaro
  • 1/2 taza de azúcar

Instrucciones

  •  
    1
    Prepara el brownie de acuerdo a las indicaciones de la caja. Enfría completamente.
  •  
    2
    Merengue: Pon las claras y el crémor tártaro en la batidora y comienza a batir hasta que forme picos suaves. Agrega el azúcar por cucharadas y continúa batiendo hasta que el merengue esté firme y muy brillante.
  •  
    3
    Armado: Corta cuatro o seis círculos de brownie y pon una en cada plato. Encima de cada una pon una bola de helado de café.
  •  
    4
    Vierte el merengue en una manga con boquilla, y cubre todo el helado y el brownie con el merengue.
  •  
    5
    En este momento puedes poner los postres unos segundos bajo el broiler, solo para que se doren ligeramente. Retíralos inmediatamente y sírvelos enseguida, pues la idea es que el helado esté firme y no derretido.
  •  
    6
    Si tienes un pequeño soplete de cocina, úsalo para dorar ligeramente el merengue.
  •  
    7
    Sirve de inmediato.

Consejos de expertos

  • consejo 1
    Este postre se tiene que hacer en el momento en que se va a servir. Puedes tener todos los componentes listos, pero ármalo cuando estés lista para enviarlo a la mesa.
  • consejo 2
    Cambia el sabor del helado por otro que más te guste: fresa, pistachos, dulce de leche… tú eliges.
  • consejo 3
    La base también puede ser de vainilla o de poundcake en lugar del brownie.

Información Nutricional

No hay información nutricional disponible para esta receta

Más acerca de esta receta

  • Una de las recetas de pastelería que me ha atraído desde que era chica es el Baked Alaska. Hace años, este llamativo postre era cierre con broche de oro en cenas formales. Recuerdo que se apagaban las luces y que todos los mozos, después de recoger los platos de todas las mesas, salían con sus azafates llenos de los postres en llamas, pues los rociaban con Cognac al que habían prendido fuego y eso hacía que llegaran dorados a la mesa. Lo más increíble era cuando cortaba un trozo con la cucharita, y en medio de las llamas –que ya se extinguían- encontraba una bola de helado, firme y super fría. Me intrigaba cómo podían hacer para que el helado no se derritiera con el calor del fuego, pero no se me ocurría pensar que ese fuego era más que nada decorativo y que solo coloreaba ligeramente la capa de merengue que recubría el postre. Para mí era mágico. El postre soñado de mi infancia es muy fácil de hacer en casa. Sin el show ni la parafernalia que recuerdo, pero eso sí, con mucho cuidado y pocos ingredientes. Si sigues la receta al pie de la letra, verás que no tiene nada de misterioso ni de difícil, y será un verdadero fin de fiesta para tu celebración por el Día de los Caídos. Te recomiendo que hagas todo con anticipación y solo armes el postre a último minuto. Si no tienes un soplete de pastelería, te recomiendo que calientes el broiler por unos minutos y antes de servir el postre, lo pongas unos pocos segundos bajo las llamas. La idea es que el merengue adquiera ese bonito tono dorado sin que se vaya a chamuscar. Otra cosa: puedes hacerlos individuales, así como indico en la receta, o si quieres usa un molde rectangular de pan, y haces un solo postre, para cortarlo después en tajadas. ¡Que pasen un bonito día!
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